Barcos para soñar

Barcos para soñar. Los tesoros de Märklin.Colección de Gilles Herve, Comisariada por Emilio Aléman de la Escosura, director de la Fundación Museo Naval.


¿Por qué Barcos para soñar?

La exposición va dirigida a cubrir dos objetivos fundamentales: por una parte dar a conocer al público piezas de una calidad excepcional que no existen en ninguna institución pública ni privada en España, y por otra parte el hacer una comparativa con la realidad del momento en que fueron fabricadas , ya que al ser los juguetes una interpretación de la realidad de los adultos para los niños, es una visión de la historia de la construcción naval desde un punto de vista hasta ahora nunca planteado.

Dejar constancia del imaginario de los niños que pudieron ver esas naves  y su deseo de formar parte algún día de la dotación de un barco , despertando así la llamada de la mar.



¿Qué son los tesoros de Märklin?

A comienzos del siglo XX, la casa Märklin convierte los juguetes en auténticas obras de arte dirigidas a la diversión de los niños de la alta sociedad. Está considerado como el juguetero más importante de la historia gracias a sus diseños, su perfección técnica y su producción artesanal. Los barcos construidos entre 1895 y 1914 son la mejor muestra de la calidad alcanzada en sus piezas.

El Museo Naval exhibe por primera vez en España una selección de estas joyas, cedidas por el coleccionista Gilles Hervé Schneegans. El comisario es Emilio Aléman de la Escosura, director de la Fundación Museo Naval.

Se acompañan de modelos y cuadros de barcos similares a aquellos que inspiraron a Märklin para reinterpretar la realidad, adaptarla y llenar de sueños de mar el imaginario infantil.

La exposición ofrece un peculiar recorrido por la historia de la construcción naval de principios del siglo XX y alerta sobre la importancia de integrar el objeto industrial en las colecciones de los museos, contribuyendo al conocimiento de la arqueología industrial.

Theodor Friedrich Wilhem Märklin  instala su taller hacia 1840. Pronto empieza a destacar por su destreza en la fabricación de miniaturas y obtiene gran éxito con la comercialización de una pequeña estufa para casas de muñecas que funcionaba con astillas de madera. En 1859 abre la fábrica dedicada íntegramente a la producción de miniaturas en hojalata.

La técnica de fabricación se basaba en la unión de diversas piezas de lata mediante soldadura de estaño con un acabado de pintura a mano, elaborada sólo a partir de pigmentos naturales con aceite y secativos. Previamente, a algunos elementos se les daba forma con cortadora y troquel. Este método de producción pervive hasta después de la Primera Guerra Mundial. El fino acabado de la pintura a mano será la característica y el sello distintivo que hace de Märklin el objeto más preciado por todos los coleccionistas.

Tras el fallecimiento de Theodor Märklin en 1866, su esposa e hijos expanden la compañía al asociarse con Ludwig Litz, prestigioso fabricante de juguetes, que impulsa la fabricación. En 1891 adquieren la fábrica Lutz, aumentan la producción e introducen por primera vez modelos dotados de resorte, provistos de mecanismos de relojería o con calderas de vapor vivo para su funcionamiento.

En el año 1892 se une a la empresa otro conocido fabricante de juguetes, Emil Friz, y la compañía incrementa su mercado hasta exportar el 80% de su producción. A partir de este momento, Märklin inicia también el diseño de sus modelos navales, apreciados tanto por su originalidad como por la solidez de sus cascos y la calidad de sus mecanismos.

La compañía se reforzará en 1904 con la compra de la matricería Rock and Granner y se convierte en la empresa juguetera más potente del mundo, la única nacida en el siglo XIX que ha sabido mantenerse viva hasta hoy.