Almirante general de la Real Armada y Ejército del Mar Océano
Antonio de Oquendo y Zandátegui


El protagonista principal de esta batalla naval formaba parte de una familia muy arraigada y de las primeras que poblaron San Sebastián, llegando a ocupar cargos relevantes en la administración de dicha ciudad. El almirante general de la Real Armada y Ejército del Mar Océano y Caballero de la Orden de Santiago, Antonio de Oquendo y Zandátegui (San Sebastián, 1577- La Coruña, 1640) era hijo del también almirante general Miguel de Oquendo y Segura, que llegó a ser alcalde de San Sebastián, y de María de Zandátegui, que formaban un matrimonio tipo de las élites guipuzcoana de la Edad Moderna. Posteriormente el almirante Antonio de Oquendo se casó con María de Lazcano y Sarría, lo que contribuyó a que el almirante acrecentase su patrimonio familiar por la importancia del linaje nobiliario de su esposa.
 
El matrimonio tuvo dos hijos, Teresa de Oquendo, que murió joven poco después de casarse con el marqués de Oria, y Antonio Felipe, que falleció con 18 años el mismo año que su padre, el almirante. Además, el almirante tuvo un tercer hijo, Miguel de Oquendo y Molina, fruto de su relación con una joven andaluza, Ana de Molina, que conoció durante su estancia en Cádiz. Por la muerte temprana de sus dos hijos la herencia recayó en su tía Juana de Oquendo, y por ende en la hija de ésta, Teresa de San Millán y Oquendo, que se casó a su vez con el hijo ilegítimo del almirante, Miguel de Oquendo y Molina, de cuya  unión nacieron once hijos. Uno de los nietos del almirante, Miguel Carlos de Oquendo (1659-1693) fue capitán de Mar y Guerra en la Real Armada y vizconde de Zandátegui y marqués de San Millán. Más tarde el apellido Oquendo se fue perdiendo hasta que se creó para José Antonio Narváez el marquesado de Oquendo, por decreto firmado en 1889 por la Reina Regente María Cristina de Habsburgo-Lorena.