La Muestra

Esta serie de marinas, las cuatro de Juan de la Corte y las que encargó el almirante Oquendo a un pintor anónimo para él, describen dos episodios de la batalla. Por un lado, la preparación de las líneas de combate, y por otro, el encuentro entre las naves capitanas y almirantas, en la vanguardia de la batalla. En algunas de las escenas recogidas por Juan de la Corte y el pintor anónimo que recrean la batalla podemos ver casi medio centenar de barcos enfrentados, entre los diferentes tipos de buques de las armadas holandesa e hispano-lusa. Es un tipo de composición de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, caracterizada por su linealidad, serenidad y escaso movimiento.

Sin embargo, estos óleos reflejan con fidelidad un acontecimiento histórico de primera magnitud, por lo que destaca el valor documental de lo plasmado por ambos pintores, que quizá por ello  merezcan estar entre los cuadros de batallas más importantes de la Edad Moderna. En la representación de esta tipología de arquitectura naval de la primera parte del siglo XVII se observan galeones de diversos tipos, artillería, fanales y pavesadas, entre otros elementos.

Esta serie constituye un ejemplo muy definido de la estrecha conexión que existía entre arte y política en el siglo XVII. Como en épocas anteriores, las obras de arte fueron utilizadas con intencionalidad, mucho más allá de los valores artísticos. Muchos de los encargos, los intercambios y compras de pinturas y esculturas demuestran la historia común entre la Monarquía española y los antiguos Países Bajos en el siglo XVII. En la escuela española no existen demasiadas representaciones de estas marinas de batallas, salvo en el Museo del Prado, que atesora una representación aceptable de este género pictórico. 




Juan de la Corte. Batalla naval de Pernambuco o de los Abrojos (vista I). Hacia 1632. Colección particular. Madrid.
Juan de la Corte. Batalla naval de Pernambuco o de los Abrojos (vista II). Hacia 1632, Óleo sobre lienzo. Colección particular. Madrid
Juan de la Corte. Batalla naval de Pernambuco o de los Abrojos (vista II). Hacia 1632. Colección BBVA. Madrid.
Juan de la Corte. Batalla naval de Pernambuco o de los Abrojos (vista III). Hacia 1632. Museo Naval de Madrid.
Anónimo. Batalla naval de Pernambuco o de los Abrojos . Hacia 1632. Colección particular. Barcelona

Al poco de llegar a Bahía, al sur de la Capitanía de Pernambuco, el 12 de septiembre de 1631, la Armada Española advirtió a barlovento a la escuadra holandesa. El almirante español ordenó la formación de combate. Los cañones comenzaron a disparar. La batalla fue incrementando su intensidad, así como el número de bajas. Llegó un momento en que estaban los dos almirantes —Oquendo y Hans-Pater— sin velas, ni jarcias y con la tripulación diezmada. Una astilla encendida por el disparo que hizo uno de los cañones españoles provocó una enorme llamarada en la nave enemiga. El peligro de que se expandiera a la nave de Oquendo era inminente; entonces, la capitana del dálmata Jerónimo Masibradi acudió en su remolque alejándola lo suficiente para ver volar la enemiga sin riesgo. El almirante holandés perdió la vida al arrojarse a la mar cuando su buque era pasto de las llamas.

Oquendo quedó vencedor. El 21 de noviembre regresó a Lisboa con grandes manifestaciones entusiastas por el triunfo conseguido. Esta victoria animó al marino a encargar una serie de cuadros para legar el testimonio de su triunfo a la posteridad, dejando para la historia uno de los primeros documentos gráficos en serie de una batalla naval de la Armada Española. Fue así que encargó cuatro cuadros al pintor Juan de la Corte para regalárselos al monarca Felipe IV, gran amante del arte.

Estas pinturas pasaron a engrosar la colección real y se exhibieron en el Alcázar de Madrid. En el incendio allí ocurrido durante la Nochebuena de 1734, ardieron un buen número de obras de arte; otras muchas, por suerte, se salvaron. Esto último fue lo que sucedió con los cuadros de Oquendo: fueron cortados de los bastidores y salvados de las llamas. La consecuencia de este rescate es que tienen actualmente parte de la leyenda cortada. Durante el siglo XIX se pintó en la parte inferior izquierda en forma ovalada una nueva leyenda en un intento por recuperar la información recogida en las originales.
Además, el Almirante Oquendo encargó una segunda serie para sí mismo. En esta exposición se muestra el cuadro principal de esta segunda serie, que representa el momento álgido de la batalla, siendo una oportunidad excepcional para contemplarlo junto con los cuatro cuadros de la serie atribuida a Juan de la Corte, ya que actualmente estos cuadros se encuentran repartidos en diferentes colecciones.
Por su tema e interés descriptivo, estos cuadros ocupan un lugar relevante en la pintura del siglo XVII, siendo representaciones casi únicas de la arquitectura naval de la época. Existen muy escasas representaciones pictóricas nacionales de estas batallas. En España, prácticamente sólo el Museo del Prado dispone de una muestra y otras están repartidas en diferentes museos, por lo que estas series de cuadros sobre la batalla de Pernambuco cobran una importancia más que notable dentro de la Historia de la pintura española.





                                                                                          Estandarte real de la familia Oquendo. Último cuarto siglo XVI. Anónimo. Depósito Museo Naval de Madrid.

Estos cinco cuadros que se exhiben en la exposición tienen un elemento que se repite: el estandarte que portaba el almirante español durante la batalla.
 
El original de este estandarte, perteneciente a la colección permanente del Museo, también se expone en esta muestra. Se trata de una inmensa tela que mide cuatro metros y está pintada al óleo sobre seda. Impone su presencia al espectador con un montaje barroco y efectista, gracias a un espejo que refleja el estandarte y parece levantarlo sobre nuestras cabezas.